Silvina Anguinetti

 

Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos

Alejandra Pizarnik


Bienvenida Silvina Anguinetti a EL CLAROSCURO 

Es un privilegio contar con tu presencia. 



Silvina Anguinetti, Valle Hermoso, Provincia de Córdoba, República Argentina. Escritora, Poeta, Contadora Pública, Profesora de ciencias económicas. Dedicada a la labor docente como profesora del nivel secundario.

Actualmente pertenece al Grupo Matrioskas del Taller Literario de Lily Chávez y forma parte del café literario La Bandada.

Más abismos trepan desde el cielo es su primer poemario, que refleja su trabajo en los años 2015-2016. En el 2020 presenta la trilogía: Para salvarme de mí, Mujeres viento y Círculo del caos, libros publicados por El Mensú Ediciones. 


**

Silvina Anguinetti
(selección de poemas)




Desde pequeña
colecciono barrotes
padre
dogma
institución
sello sobre sello
códigos de barras
números de serie
columnas de balances 
donde siempre
dan cero los poemas.

Colecciono cadenas
mi única destreza
es saber escapar. 

**

Ya no recuerdo
tus pies descalzos hacia el quirófano 
ni las horas de cirugía
ni la angustia de la espera. 

Ya no recuerdo 
los pasos hacia terapia
el lavado de manos y de culpas
ni los besos para que sonrías.

Ya no recuerdo 
los primeros resultados de la biopsia
el caminar lento por los pasillos
la demora sin florecer
el dolor desvanecido.

Ya no recuerdo
no recuerdo aquel abismo.



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Hurgar en el cuenco mudo
entre pájaros de un cuarto incendiado
en el abismo de una boca
en la piel que es tormenta.
Hurgar hasta encontrar las manos
el sexo andrógino
la intensidad y el anhelo
el fugaz vacío postrado sobre astillas.
Hurgar en el barro destino
para salir del fondo del pantano
columna vertebral de la arcilla
que trepa por el agua de la poesía. 

**

A la derecha de tu infinito
nuestra izquierda
nosotros
hijos de los sobrevivientes
generación de los ochenta
que aprendió a multiplicar
con cuadernos sin gloria ni Malvinas.

A nuestra derecha tu izquierda
con la censura a flor de boca
con rostros de madres y de abuelas
inscribiendo en sus testamentos
el peso de la espera. 



**



A mis mujeres sangre. 

A las mujeres que soy
porque de cada una tengo algo
y ellas tienen de mí.
A las siete Evas que me fortalecen y me habitan:
Eva, Ana, Boya, Carmen, Porota, Nora y Cata.

A todas las generaciones útero
donde siguen gestándose los sueños. 

**

Habrá un día

Habrá un día
en que la lluvia
no trepe los rincones de la casa
ni se vuelva ocaso al cruzar el puente
un día en que los árboles
no hagan sombra
y las mujeres no simulen sonrisas
ni busquen pares perdidos.

Habrá un día sin esquinas
ni charcos que salpiquen la mugre
ni ciudades cobardes
ni fechas prohibidas
ni arrepentidos
ni memoria. 




***



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