Fabio Enrique Holguín Marriaga

 Creo que nos unió el desamparo. El dolor de sentirnos miserables y absolutamente solos en el mundo.

Hugo Mauricio Fernández




Bienvenido poeta Fabio Enrique Holguín a EL CLAROSCURO


Fabio Enrique Holguín Marriaga Santander de Quilichao, Cauca, realizó estudios de derecho en la Universidad del Cauca. Durante la época de los 90 animó la actividad Literaria de Popayán, participando de los encuentros Internacionales de Poesía y del Recital Universitario “Palabras y Notas”.

Su obra Poética se ha editado parcialmente en las revistas Opería y Luna Nueva. También integra las antologías Quién es quién en la poesía colombiana (Rogelio Echavarría, 1998), Nuevas voces de fin de siglo (Juan Revelo, 1999), Minga Creativa (Elvira Quintero y Felipe García Quintero, 2003), Silencio de serpientes sobre el tesoro (Felipe García Quintero, 2006) y Breviario negro (Francisco Gómez Campillo, 2009).

Obtuvo en el año 2001 el segundo premio del Concurso Nacional de Poesía “Julio Cortázar”. En la actualidad reside en Santander de Quilichao, donde ha transcurrido gran parte de su vida, ejerciendo la docencia y la gestión cultural.


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Yo viví con una estatua

Yo viví con una estatua

y no era de sal como la mujer de Lot 

era de carne silencio y huesos

no musitaba palabras.

yo decía: ¡buenos días! 

y alguien ladraba en el patio trasero.


Yo decía buenas noches

y mi oído escuchaba otro ladrido.


Yo viví con una estatua

y no era la de la libertad 

era de carne silencio y huesos


Yo decía hasta luego 

y alguien meneaba su bella cola.


El can era más educado

que la estatua que yo elegí

con ella la soledad era más grande

y ensordecedor se hacia el silencio.




El trasteo

“Estoy en el barrio de los ladrones

buenos de los vagabundos de los pobretones” 

Blaise Cendrars

En cambio como buen gitano yo me

trastié al barrio de los ladrones malos 

de los que llaman ocio al vagabundaje

al barrio de los que dicen ser ricos

a expensas del sudor de los pobres.


En cambio yo me trastié con mis 

libros mi mesa y mi vieja cama, 

al barrio de los ladrones con 

apellidos ilustres pero venidos a menos.


De los que usan corbata y mancorna

para meter mano en el tesoro público.


De los que usan gafas oscuras 

para que no se les vea la culpa.


De los que usan vidrios polarizados 

para no saludar a la turba hambrienta.


Si señor yo me trastié 

al barrio de los ladrones malos.



Libertad

          A José Antequera y Alberto Restrepo,

In memoriam 

              “Jamás los crepúsculos vencerán a la aurora” 

                                                                            Apollinare

I

Habitas en las ramas del sol,

en las tormentosas alas de los pájaros,

en la fronda temblorosa de unos senos, 

en los jardines invisibles del viento.


Aguardas en el silencio de la piedra,

en los labios de tu próxima aventura,

en el lecho solitario de las viudas,

en el corazón encantado del vino.


Maduras en el hambre y en el frío

de los niños de la calle,

en la incertidumbre de los desplazados,

en la esperanza de los desaparecidos,

en el negro árbol de la angustia humana,

en los gusanos que hace quinientos años

roen el negro corazón de tu verdugo.


II

Esta mañana brumosa allanaron 

el jardín de los sagrados sueños.

Escarbaron en la hierba

destrozaron los claves,

torturaron a los grillos,

indagaron a mi soledad,

sospecharon del silencio,

dispararon al horizonte por si acaso,

sólo hallaron a los tres primarios

haciendo el amor en mi paleta, 

y a mis pinceles derribando verdugos

de ensueños, utopías y esperanzas,

más no descifraron tu mensaje

en el rebelde canto de los pájaros.





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