Santiago Vizcaíno
Tengo una intuición de que la poesía es el orden natural de las cosas, una especie de lógica ante tanta confusión.
Roberto Abad Jordán
Bienvenido Santiago Vizcaíno a EL CLAROSCURO
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Las manos en la tumba
He who was living is now dead
We who were living are now dying
With a little patience.
T. S. ELIOT
I
¿Quién anuncia con torpeza el fin del cierzo y su retorno?
Del otro lado hay una herida como un grito,
un enorme moscardón hambriento,
un cadáver azulado que sonríe,
un olor como de pasto tibio.
¿Adónde fueron a parar los incendiarios,
los indelebles,
los que agotaron su último llanto
frente al ataúd del tiempo?
Del otro lado queda una fosa de huesos secos,
una mano que ansía un brazo,
una barriga agusanada.
II
Cada uno de nosotros ha aprendido a vivir
con un lento cordaje de insomnio,
a respirar la exhalación final de los caídos,
a retozar sobre la piel degollada del muro.
Cada uno de nosotros
tiene el olor de las amapolas cuando se abren,
la respiración de un ojo desorbitado,
el sentido del odio y del hambre.
Cada uno de nosotros
tiene su risa como un tallo,
y sabe del rancio soplo y de la espera.
«Escúchenme», dije,
pero sus ojos no podían ya distinguir las sombras.
De Devastación en la tarde
DE PROFUNDIS
A Kevin Carter
He venido del lugar donde el fuego es como el triste movimiento del tilo.
He caído como el guijarro que tenía dirección de tórtola.
He dormido bajo la sombra de un algarrobo yermo.
Y ya no tengo la amargura del primer día.
Ya no tengo la visión del vagabundo sobre la arena.
Mi antigua habitación me espera con su vientre como una caracola.
Hay abandono hasta en el agua que bebo,
pero no puedo olvidar mi promesa,
mi ambición de retratar el dolor del loto.
Tengo miedo de esta ciudad como un niño abandonado en el parque,
como el último lobo del páramo que mira la madrugada y se acuesta.
Tengo miedo de las mujeres y sus lunares como ojos.
Tengo miedo de pedir perdón al caminar.
He venido con la piel pegada al hueso de mi nuca.
Llevo el hambre como el canguro a su cría.
Me alimento de venados descompuestos.
He venido desde un valle árido que se acalambra con la luz del día.
Juego a ser un habitante más,
un refugiado del sol.
He venido con el murmullo de mi juventud a cuestas,
pero tengo miedo de los rostros que se acumulan
para mirarme como un animal exótico.
Estoy tan solo que ni el suicidio sería un gran acontecimiento.
Solo como un búho herido,
como la yegua que se muere al parir,
como el buitre que mira a su alimento que es una niña,
como la niña que no mira al buitre.
He venido.
Y tengo el consuelo de los desesperados.
De En la penumbra
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