John Gómez

 

Solo cuando perdamos todo, 

somos libres de hacer lo que queramos. 

DAVID FINCHER

El club de la pelea (1999)


Estar vivo parece siempre el precio de algo.

JULIO CORTÁZAR


Todos perseguimos espejismos. 

La fila alimenta el crematorio 

Sergio Antonio Chiappe 

Bienvenido John a EL CLAROSCURO 

Gracias por aceptar mi invitación. 



John Gómez 

Bucaramanga, 1988. Magister en Filosofía y escritor. Director de la plataforma cultural Alter Vox Media, la Editorial Sátiro y la Librería Zarigüeya.

Autor de XIII (2019), Baladas Baladies (2020), Poemas para lidiar con uno mismo de madrugada (2021), Máscaras (2021), y Opus Diabolicum/El evangelio de las brujas (2022), Ah! y Esto no es un libro de poemas (2022). 

John es creador del "Certamen Nacional de Poesía Basura John Gómez"


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¿Quién es John Gómez? 

Nunca he sabido quien se supone que debería ser, pero trato de ser un poco más como yo mismo cada día. 


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¿Qué has encontrado en la poesía? 

En la poesía he encontrado la voz para sangrar todo mi abandono, la forma del conjuro para darle forma comprensible al mundo y un poquito de consuelo ocasional frente al caos que me desborda.


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¿Con qué palabra te identificas?

Con la palabra derrota. 


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¿De qué manera la poesía puede influir en la formación de una persona o de una sociedad?

Yo siento que en la poesía está la primera aproximación que el hombre tiene en relación al mundo que habita (y que lo habita, como refracción) 


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¿Qué lecturas recomiendas?

 Recomiendo a Boris Vian, a Jorge Teillier, a la poeta boliviana Vero Delgadillo, a la que admiro, al siempre desafortunado y bello Raúl Gómez Jattin y a Nicanor Parra, porque, ¿cómo no?


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Esto no es un libro de poemas 

John Gómez 

Nueve Editores 

Colección Primigenia 

Bogotá, Colombia 

2022


*

NADIE, NADA 

Dejar que el sol inunde todo con su luz

para comprender que he debido morir

antes que amanezca


Los árboles rascan con sus ramas

algo de la suerte que se escombra

al interior de los edificios viejos


Los gatos son la prueba 

de qu dios creó el mundo 

un día en que estuvo borracho


El arquitecto que diseñó los primeros edificios

tenía una prisión colgándole en los párpados


Las huellas en la playa

delatan lo viejo que era el mundo 

antes que nos cansáramos de él


Los fantasmas de mi ciudad 

se quedaron atrapados 

en los trabajos que tenían 

cuando aún estaban vivos


Algún día los edificios

rebasarán el continente

y colgaremos de los balcones 

como uvas sobre el mar 


Alguien mira la ventana de mi cuarto 

desde el callejón


Siempre que sueño 

con el abandono de mi padre

me despierto abrazando 

una almohada vieja


un meteorito se dirige contra la tierra

pero seguramente nos pasará de largo 


sobrevivir un día más

para darte cuenta

de que el problema nunca fue el capitalismo 

sino tu cuerpo debilitado 

que no soporta más medicamentos

contra la fiebre 


saber que pronto se poblará la tierra 

de virus y bacterias milenarias, 

y que la extinción total 

no vendrá de la mano 

de invasiones alienígenas 

                en Estados Unidos, 

ni de una tercera guerra mundial 

que nunca detonó


el miedo está allí 

pero nunca tuviste material 

              de héroe apocalíptico, 

a pesar de que el ex esposo de tu tía

tenga un leve parecido a Jeff Goldblum, 

o te sepas de memoria

todos los diálogos 

de alguna película de Ridley Scott


de repente, todo te toca, 

y capaz que era mejor 

haberse unido a la fuerza aérea, 

recibir entrenamiento militar 

o haber aprendido karate

en un domo venido a menos, 

que quedarte en casa 

viendo cine cada noche 


el fin del mundo no será televisado,

recuerdas, de repente, 

sosteniendo las cobijas

para lidiar con los escalofríos 

que recorren todo tu cuerpo, 

mientras afuera

alguien transmite 

un live del juicio final, 

            y ese alguien 

                         no eres tú


Para aprender a cazar moscas 

es preciso querer cazar moscas,

dibujar el mapa en el aire,

la línea que conecta

el ojo con la mano, 

                 la mano con la mosca, 

                 la mosca con el ojo, 

y viceversa. 


Para aprender a cazar moscas

es preciso saber

que es imposible cazar moscas, 

hendir el aire en un zarpazo silencioso, 

dejarlas ir, 

con la consciencia adquirida

(quizá por primera vez) 

de su vuelo. 



el amor es una herida abierta

que cruza el pecho en diagonal 


es el suspiro inevitable

cada vez que pienso 

que no quiero morirme

un domingo por la tarde


una lengua recorriendo 

el pie desnudo del amante,

jugando entre los dedos

con absurda devoción


el secreto contenido

en las paredes de mi cuarto, 

que destejen la ausencia

siempre que te nombro


un abrazo repentino 

que sana la hendidura

en donde se estremece 

la memoria


y es también este poema, 

que no dice nada nuevo,

pero que lo dice todo 

por primera vez



XI 

De todos los hijos

que no tuvo mi padre,

¿por qué 

precisamente

fui yo el que sí nació? 



**


Poemas para lidiar con uno mismo de madrugada




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