Sergio Andricain

 

Usted

que es una persona adulta

- y por lo tanto-

sensata, madura, razonable,

con una gran experiencia

y que sabe muchas cosas,

¿qué quiere ser cuando sea niño?

Jairo Aníbal Niño 


Siempre quise creer
que los peces 
inventaron los ríos
Sergio Antonio Chiappe Riaño


Bienvenido Sergio a EL CLAROSCURO
Gracias por aceptar mi invitación 



Sergio Andricaín, La Habana, Cuba, 1956. Periodista, crítico literario, editor y escritor. Estudió Sociología en la Universidad de La Habana. Fue investigador en el Centro Cultural Juan Marinello en Cuba, y en 1991, consultor para el Programa Nacional de Lectura en Costa Rica. Durante la década de 1990, fue editor de la Colección Biblioteca del Promotor de Lectura, del libro Niños y Niñas del maíz y de la revista de la Fundación Batuta Infantil en Colombia. Como escritor, ha colaborado con varios periódicos y revistas en Cuba, Costa Rica, Colombia, España y Estados Unidos. 

Entre otros libros, ha publicado Lero, lero, candelero (España), Dragones en el cielo y La noche más noche (México), La caja de las coplas y Libro secreto de los duendes (Colombia) y la colección A lomo de cuentos (Estados Unidos) junto a Antonio Orlando Rodríguez.


**

Ternura

                                            Para María Sánchez, pintora de sueños


Una hipopótamo
y su hipopotamito
nadan que nadan
en un charquito.

Los dos tan solos,
los dos con hipo,
la hipopótamo y
su hipopotamito.



Mariposa

Mariposa que das
alegría a los campos.

Mariposa que haces
con el viento remolinos.

Mariposa que juegas
a ser pétalos.

Niña fugaz,
siempre niña,

mariposa.



Ronda

                                            Para Gabriela Mistral


Ronda, ronda,
del Camaleón y la Hormiga:
él inclinado;
ella, en puntillas.

Sobre el verde tablado
de una hoja giran,
al compás de la ronda,
ronda rondilla.




El pájaro de fuego

Mañana en la noche

pasará por el cielo
oscuro de la ciudad

el Pájaro de Fuego.


Dicen que viene del sur

y que va hacia el norte.

(¿o será al revés?)


Si acaso lo ves,

pide un deseo.
Eso sí, hazlo rápido,
no te demores mucho

pues el aleteo

de sus plumas de fuego

dura apenas

lo que un suspiro.



**


Sergio Andricain

Fotografía de Ulises Regueiro

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