Omar Alejandro González Villamarín
La mayoría de las vidas humanas son simples conjeturas.
Son muy pocos los que logran llevarlas a la demostración.
Julio Ramón Ribeyro.
Alguien que viene de lejos
me trae de regalo una migaja de fe.
Me aferro a su mano
e intento la vida
que todos dan por hecha.
Sergio Antonio Chiappe
Bienvenido Omar Alejandro González a EL CLAROSCURO.
Gracias por aceptar mi invitación.
Omar Alejandro González Villamarín, Bogotá 1984. Licenciado en Lengua Castellana Universidad del Tolima. Maestrante en Pedagogía de la literatura en la Universidad Tolima. Coordinador del área de Literatura del Centro Cultural Universidad del Tolima. Editor de la revista literaria Palabra Realizada. Ganador del X concurso departamental de estímulos en poesía del Tolima Juan Lozano y Lozano 2018. Ganador del concurso internacional de minificción Pigmeísmos 2017, Revista La otra, España. Primer puesto en el concurso de poesía Ibagué en flor en el año 2013. Primer premio del concurso departamental de cuento universitario en 2007.
Ha publicado los libros:
Música de Parcas (cuento, 2013)
Sorbos de bilis (poesía, 2015)
Signo roto (poesía, 2018)
Los marcos de Varo (poesía, 2018)
Eco sordo (poesía, 2023).
*
¿Quién es Omar González?
Un solitario de pocos amigos, pero entregado al diálogo con ellos. Buscador de instantes. Gusta de caminar por el nervio de la noche. Persigue los pírricos acontecimientos para hallar en ellos la verdadera grandeza. Lee como antídoto contra su torpe escritura. Cree que aún es posible encontrar un lugar para la risa…en todo caso, un soñador.
*
¿Qué has encontrado en la poesía?
La posibilidad de darle al mundo una mirada todavía húmeda y tibia, sin la presunción de la certeza o la verdad. En la poesía he hallado el surgimiento de mis más hondas preguntas y la urgencia de tejer una respuesta, aunque cínico, sé que no la obtenga. Es quizá una forma de muerte, porque de un modo u otro, les llega a todos, pero en ella no hay lugar para el lamento, sino para la exploración de nuestros miedos. La poesía ha sido un asidero en esta larga caída que es la vida, un pretexto para no morir de hastío.
*
¿Tienes algún ritual para escribir?
Escribir es arrojarse, buscar por naturaleza la caída. No tengo un momento ni lugar de escritura preciso. Sólo sigo el impulso liberador de la palabra cuando algo adentro bulle por salir, cuando una idea ha sido madurada y transformada muchas veces hasta hacerse sombra. Cuando ganan el tedio y el hastío voy hasta la computadora y tecleo ideas rabiosamente; es liberador, pero aún no es escritura, tal vez nunca llegue a serlo. Casi nunca me siento a escribir de manera consciente, o no del modo disciplinado en que lo hacen otros, no. Soy de arrojar y corregir después, revisar entre las ruinas de mi escritura algún gazapo que pueda alimentarse de manera efectiva y a ese le dedico tiempo. Para ser sincero, pocos conejos saltan en mi pradera
*
¿Cuál es tu opinión frente a la poesía y las redes sociales?
La poesía ya no es del territorio exclusivo de los libros. Para sorpresa de muchos, en las redes sociales hay miles de personas que expresan su mirada sobre el mundo y su experiencia sensible recurriendo a formas poéticas. Puede que no sean poesía en un sentido purista, pero es ya impulso estético, y es precisamente eso lo que urge, un impulso de liberación de las artes, que no son propias de las academias o las élites editoriales. He conocido poetas brillantes gracias a las redes sociales y quizá si no existieran, jamás habría llegado a deslumbrarme con su riqueza de lenguaje. También las redes tejen afinidades y complicidad entre poetas, abren una perspectiva más amplia de quien escribe porque allí se pueden rastrear intereses, inquietudes y formas en que ese otro también se expresa.
REFRACCIÓN
Escribir versos y apretarlos para provocar su asfixia. Que no hablen o trasmitan, que sangren su negro contenido y contaminen los ojos del suicida. Versos muertos, sin aliento literario. Palabras llenas de obvia y humana mortandad. Asuntos de cloaca y humores de fracaso. Nostalgias, pesares y búsquedas, siempre huérfanas, venidas en soledad sin luz. Metáforas disparatadas de Cadáveres que se alimentan de ideas descompuestas; símiles de días de traición y odio. Puertas al vacío llenas de posible errancia.
Cosas así y otras más que me hagan uno y solo, como otros miles que lo han sido y hoy me guían, tan al fondo, que descubro mi rostro en la caída.
PARA QUE NO TE LLAMEN ARMA
Las palabras podrán volarte la cabeza, pero no regarán tus sesos sobre el asfalto; podrán herir tu corazón, pero nunca lo sacrificarán en el altar del miedo; entrarán en ti afiladas, pero no serán una herida ciega por el puñal; golpearán como roca tu ideología, pero jamás serás lapidado por ellas.
Las palabras, herramientas de un mal secreto y antiguo, nunca intentarán asesinar a un hombre, pues disfrutan ser tortura de inabarcable sentido.
ETERNIDAD
Sacarse los ojos, cortarse la lengua, taponarse la nariz y abrir tremendos boquetes en las orejas hasta que por el gran hueco de nuestra ciega humanidad entre frío suficiente para congelar el pensamiento. Luego de eso tirar del gatillo, beber veneno y colgarse de una soga para que cualquier recuerdo de que se ha sido humano muera por asfixia.
Si después de todo aún sobrevive algo, tibio y gelatinoso, esparcirlo sobre la hoja para que sea inmortal mientras termina de morir.
SÚPLICA HERACLITANA
Te pido que vengas a ver lo poco de mí que queda antes del desvanecimiento. Deseo seducir una pupila más; solo una que brille encantada porque al fin cerraré los ojos y se apagará mi voz. Si vienes, hazlo gritando para que mis oídos graben el eco enfermo de la palabra Desprecio. Eso sí, deja lo demás afuera: la lástima o cualquier vestigio de piedad. Entra tú sola, Muerte, y toca con suavidad mi hombro, no vaya ser que en el otro río sea preciso remar y, por tu gracia, llegue herido a morir en esas aguas.
HOGAR
A Gabriel Arturo Castro
in memoriam
El ojo no cierra sus puertas para ignorar lo que hay afuera, tampoco lo hace conmovido con lo que allá ocurre; un ojo bloquea la entrada para que no se escapen las miradas y si de vez en cuando parpadea es porque sabe que solo la luz mantendrá tibio el hogar que guarda con celo para ellas.
Si acaso en la oscuridad pudiesen encontrar algo de calor, el ojo sería una ventana innecesaria.
PETICIÓN
Antes que todo se descomponga, antes que la sombra se pose sobre las cosas y en los ojos haya muertos y solo polvo en la memoria, antes de que griten los niños y sean huérfanos los hombres, antes que sea tarde para la risa y solo existan gestos de podredumbre y odio, antes de todo eso, bésame, mujer de viento, y elevemos nuestro amor a la misma altura de los aviones asesinos.
*
Excelente! Gracias poeta Omar Alejandro González V. Por compartirnos de su vivencia en el maravilloso camino de la
ResponderBorrarPoesía y gracias por sus escritos que nos dejan grandes enseñanzas.👍