Janneth Rico Preciado

 

Intento un verso blanco. Escribo con la punta de los huesos

De: El refugio de los dioses

Janneth Rico Preciado


Las sombras son cuadros olvidados, terror de niño 

que se niega a traspasar el umbral oscuro, 

polvo debajo de las puertas.   

De: De nombre invertebrado 

Roberto Reséndiz Carmona 


Todos cavamos la tierra, 

sepultamos los recuerdos

que forjaron la infancia 

De: La persistencia de las lágrimas 

Sergio Antonio Chiappe Riaño 


Bienvenida poeta Janneth Rico Preciado a EL CLAROSCURO 

Gracias por aceptar mi invitación 




Janneth Rico Preciado. (Sogamoso, 1979) Artista interdisciplinar, poeta y filósofa (F). Egresada del Taller de Escritores de la Universidad Central de Bogotá (TEUC) y del Taller de Narrativa R.H. Moreno Durán de RENATA.  Su trabajo como narradora y actriz ha sido presentado en festivales internacionales en Ecuador, Perú, Paraguay, Chile, Uruguay, Argentina y Colombia. 

Fue jurado del Premio Nacional de Poesía Eduardo Carranza. Textos suyos aparecen en diversas publicaciones sobre poesía y filosofía, al igual que en la antología: El libro del polen (Abisinia Ed., Bogotá, 2022). Morir es un país que amabas, Poesía y Memoria por nuestros Líderes y Lideresas Sociales (Abisinia Ed., Bogotá, 2024).  Su trabajo narrativo apareció por primera vez en el libro: Pisadas en la niebla: Antología de nuevos cuentistas boyacenses (Común Presencia, Bogotá, 2010). Publicó el poemario: El refugio de los dioses (Abisinia Ed; Buenos Aires, 2023) y, con su poema Cartografía secreta de Sísifo, obtuvo el Premio Centenario de Albert Camus, organizado por la Alianza Francesa de Olavarría, Argentina.




 ¿Quién es Janeth Rico Preciado? 

Definir, quizá, genera una frontera; sin embargo, me nombro como un híbrido complejo en constante devenir.


¿Cómo la poesía ha tocado tu vida, qué ha hecho por ti? 

La naturaleza del fenómeno poemático se eleva, en mi experiencia, desde la carne. El poema no solo habita en la palabra, se nutre en el vacío, esa oquedad de resonancia, donde el poema como unidad habita en el entorno y el microcosmos del poeta o en la inauguración de una sensibilidad extracotidiana. 

                                                                                                        Me retiro hacia mi cuerpo.


¿Cómo es tu voz poética? 

El axis mundi de mi universo se mantiene en el concepto de lo sagrado. Me interesa la modulación de lo inaudible y el convivio con una cierta calidad de silencio. Siento que la poesía brinda un estado de permanencia impermanente e insisto el mayor tiempo posible en relación a esa afinación.


¿Qué va a encontrar el lector en El refugio de los dioses? 

El refugio de los dioses es una bitácora escrita durante una gira por Latinoamérica. Contiene un ejercicio de traducción experiencial que se construyó bajo dos parámetros creativos: Un diario onírico y la experiencia del cuerpo en el escenario, puesto que los poemas fueron concebidos para completarse en la voz teatral, es decir, fueron escritos como monólogo. El paisaje personal del poemario transcurre —en su mayoría— en el desierto; pensé en el pueblo Tuareg, en su relación con el tiempo y el silencio.  
También hubo vasos comunicantes con la música experimental, que tiene un lugar preponderante. En la época de creación del poemario, estaba dirigiendo varios ejercicios escénicos como: Circular o el monólogo de la memoria y, -Rojo-, poema escénico, por otro lado, culminaba mi formación como profesora de yoga integral. Por lo tanto, el canto con armónicos, el uso de instrumentos como el sruti box o la búsqueda de sonidos con elementos naturales como agua y piedras estuvieron muy presentes. Al igual que el movimiento orgánico y la danza butoh. Creo que el lector encontrará, quizá, la cartografía de un rito personal desde «La punta de los huesos».


¿En qué proyectos estás trabajando? 

Sigo generando cartografías desde el sonido y el escenario, trabajando con otros músicos y con mi propia voz en solitario e intentando un texto académico sobre la razón estética planteada por Chantal Maillard. 


¿Con qué palabra te identificas?

Permanencia impermanente.


 ¿Hacia dónde va la poesía?

Habita en la oquedad,
No tiene tiempo. 





TRÍPTICO  DESNUDO


       I

Bañada por la luz es néctar doliente,
fuego sagrado sobre la herida. 
Una voz salvaje se agita, espera, brilla.
La cabeza del guerrero 
es presa que intercambia su destino. 

Hombres, sois los condenados ante la 
fragilidad y la fuerza.


       II

Trémula, espíritu descalzo, niña passionaria. 
El cuerpo interroga la noche de su nacimiento;
como la ciruela persa bajo la piel
es la danza y es lo inasible.


       III

Veo mis manos, memoria de un crimen, 
que no recuerdo haber cometido. 





FENOMENOLOGÍA DE LAS LÁGRIMAS


¿Los ojos bien abiertos? ¿De qué se trata ese oficio? 
                                 La caída es amnésica, 
                                 La caída es argumental. 
Pago la deuda de lo innombrable. 
La voz es una hebra frágil que anida en medio del pecho, 
y al nombrarla canta, nace. 
Construir un asidero en el vacío, en la crueldad de la luz 
                                                                       encendida
¿Qué brotará de mi mano?
El poema vaga en el bosque.





INVOCACIÓN DE LA CENIZA 

Refundaré la casa de mi nacimiento, 
pondré los ojos en la planta de mis pies
para escuchar el silencio de las rocas. 
Seré serpiente que muda la piel, 
cadencia vertiginosa, 
soliloquio del delirio.
Intuyo con mis manos el olor de la lluvia.
Solo quien ha parido escorpiones
puede entender la sed del desterrado:
                                     he heredado el desierto. 





NOCTURNO 

Esta herida vacía de sangre
que ilumina, resplandece y arde.

Un sonámbulo le dicta versos al precipicio. 
Espero que el filo no elija mis alas. 

Gesto de mala fe: 
cada quien elige su propio sufrimiento.

Transito el sendero doble del dolor. 
Una niña repite el nombre de los desaparecidos. 




AXIS MUNDI 

El mundo me toma de la mano y da vueltas conmigo. 
Me deleito con el relámpago de la fuga primitiva 
            de la palabra.
Tengo las manos despiertas.
No debo alimentar a los animales que comen sombra.
He estado en peligro:               escribo.
La imagen arde en las pupilas, en la boca, en mi sien. 
La barca se ha teñido de vacío. 
Cada rostro que besé es una deuda con la noche. 


El refugio de los dioses 
Janneth Rico Preciado 
Abisinia Editorial 
Colección Concierto Animal 
Buenos Aires, Argentina, 2023

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