Octavio Escobar Giraldo

 

Me gusta el vacío que deja la gente cuando recoge sus vidas en camas de pocos centímetros de diámetro.

Me gusta sentirme libre de los deseos del que sueña.

Fredy Polo


He decidido dejarles 
la llave de mi casa.
De esta casa edificada 
                              con mis huesos. 
               Guillermo Ortiz Suárez  


Es mentira que el tiempo cura todo. 
Es mentira, 
todo se pudre. 

Hay tristezas que Dios ignora. 
Sergio Antonio Chiappe 



OCTAVIO ESCOBAR GIRALDO

Autor de las novelas El último diario de Tony Flowers (1995), Saide (1995, Premio Crónica Negra Colombiana, traducida a italiano y alemán), El álbum de Mónica Pont (2004, ganadora de la VIII Bienal Nacional de Novela "José Eustasio Rivera"), Después y antes de Dios (2014, XLV Premio Internacional de Novela Corta “Ciudad de Barbastro” y Premio Nacional de Novela del Ministerio de Cultura, 2016, traducida al francés), El mapa de Sara (2016) y Mar de leva (2018). También es autor de los libros de cuento Las láminas más difíciles del álbum (1995, Premio Confamiliar del Atlántico de literatura juvenil), De música ligera (1998, Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura) y Hotel en Shangri-Lá (2004, Premio Nacional de Literatura de la Universidad de Antioquia). 

Su único libro de poesía, Historias clínicas, derivado de su experiencia médica, ganó el Premio Nacional de Poesía Inédita 2016 de la Tertulia Literaria. Sus más recientes publicaciones son el libro-álbum El viaje del príncipe (2018, Panamericana Editorial) y Coffee Break (2019), serie original para audiolibro (Storytel), de la que ahora escribe la segunda temporada.

Invitado al Tercer Festival de Poesía de Neiva, celebrado en el año 2020 durante el confinamiento. Hizo parte del recital Palabras que curan. 


*

PALABRAS QUE CURAN 

Libro: Historias clínicas
 (Fondo Editorial Eafit)





Amanda, 30 años

La médica le recuerda que es la tercera vez que tiene
una infección venérea; recalca que debe mandarle
tratamiento a ella y a "su señor marido".

La médica le informa, por tercera vez, que las bacterias
aparecieron en el examen porque "su maridito" tiene
relaciones sexuales con otras mujeres.

Por tercera vez mira a la médica con deseos de explicarle
que la vida es otra en un barrio de invasión
con quince casas que miran temerosas el paso del río.





Óscar, 45 años

Dormir en un hospital
es caminar las horas con la muerte.



Héctor, 53 años

Uno setenta y siete de estatura, cuarenta y cinco kilos de peso.
Diagnóstico: Cáncer de riñón muy invasivo.
Casi afónico dice:
"Cuando se me quite esta gripita
me vuelvo a trabajar la tierra."
Y sus manos buscan 
el bastón nudoso que se apoya en la cabecera
de la cama.




Jorge Julio, 88 años

Salpicada por el sol,
la cabeza retiene algunos hilos de plata.
Sobreviviente de la úlcera, las neumonías, el corazón cansado,
las sinusitis, várices,
fracturas y esguinces varios, el cáncer de vejiga,
duerme en los hospitales mejor que en su propia casa.
Mientras una cánula empuja oxígeno por sus fosas nasales,
combina las manos manchadas
para hacer la carambola a tres bandas
que falló una de esas noches en las que los aguardientes
todavía no le hacían daño.
Sobre la camilla,
los pies hinchados siguen el tango que está sonando
en su memoria.










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