Claudia Sofía Hernández

 

Que la memoria sea el gesto

de una raíz que vio el sol

y apunte hacia los ojos del árbol

Hay que desviar, la espera no consuela

se las arregla sola

                             Mariela Laudecina 


Hay algo anterior a mí que no conozco:
Algo hondo que en mis orígenes se niega,

algo que ignora indiferente mi naturaleza.

Arturo Hernández 

el viaje eterno de la luz,
la travesía silenciosa del alma. 
Sombra de un tiempo inexistente.

           Sergio Antonio Chiappe 

Bienvenida Claudia Sofía Hernández a EL CLAROSCURO. 
Un privilegio escuchar tu voz.




Claudia Sofía Hernández. Poeta bogotana. 
Editora de la Revista Noche Laberinto y de la Editorial Toská.




Preguntas

 

 Apunta. Observa el sufrimiento humano

del ser que suplica su nombre vivo.


            Injusticia atroz:

Las familias ruegan

por reescribir la historia y conocer la verdad

que aúlla bajo tierra, silenciada.

 

Asesinos, carentes de alma,

que no se apiadan del gatillo,

que lo hacen sufrir, cargar con tantas penas.


Y nosotros protestamos, queremos saber,

no olvidar dónde, cuántos desaparecidos y porque,

las víctimas que no pudieron dar un último adiós

dónde y por qué y cuántos y hasta cuándo.


El espíritu escucha a las madres.

Repetimos, una y otra vez,
            las cuchas tienen razón.

 


 

Viejo

 

a Jesús "chucho" González

 Te sacaron del mundo

como a un perro viejo.

 

Estás allá, en alguna parte,

sufriendo nuestros lamentos.


            Y no sé cuánto valor

tengan los espíritus

para verse y vernos.


Ahora, el polvo que es tu cuerpo

nada puede decirme de tu historia.


            Besas la caja,

la que cae en el hondo vacío del olvido,

a donde nadie va a visitarte.


La tierra muerde los últimos,

pequeños rayos de tu luz...


Las lágrimas que derramé sobre tu alma

sirvieron para hidratar la tierra

en la que desapareciste.


Desde las puertas del cielo me miras,

pero yo no sé nada del lenguaje del Paraíso.




Oxígeno


A Maximiliano"Ñaño"

 

Ya no escucho la voz

de la máquina que respiraba por ti.


El arrullo del polvo que abunda en tu casa,

era como el canto del cisne

que aguarda la mañana última de la vida

a expensas de todas las cosas

incluso de las más bellas:


            Tu cama, tu ropa, tus juegos.

Hoy solo son conversaciones
                        sostenidas con una memoria perdida.


A tu alma, incapaz de volver,

la tierra le regala un poco de paz

húmeda y tibia sobre tu cuerpo.


            A partir de ahora

el cementerio no es un lugar de silencios
                        sino de recuerdos.

 



 La memoria desbarata

la quebradiza luz del día,

los sucios mensajes de la noche.

Arturo Hernández 

 

 

 

 

 


Comentarios

  1. Excelente poesía Claudia Sofía Hernández... Intimista, existencial y releva la crónica histórica al mismo tiempo.... Muy buena poesía!!!!

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