Frank Pereira Hennessey
HE AMADO LA SOLEDAD.
He amado la soledad en algún lugar
de los azares perdidos
en la púrpura desnuda del alba.
Y luego, en ese lugar profanaron la inocencia,
esos, que siguen por la cresta de la ilusión fugaz
en la esquina de una roca
y se precipitan por los límites del viento.
En la impureza de la dicha,
que se ha convertido en un nudo de sombras.
He amado la soledad con sus cisnes tatuados
entre las alamedas de un instante y el destello
del rocío,
con sus almanaques gastados en la frustración de los
horizontes.
He amado los látigos en la soledad de los
crótalos.
Cuando los ventarrones profanaron el umbral de un
susurro,
para enredar los corceles al cielo.
que muerden las nubes de amianto al goce del vino,
matizado de capullos boreales.
Ese día, amé la soledad de los prófugos, con sus
vaticinios.
muy cerca de tantos resplandores
bajando las estrellas del destino.
He amado la soledad...
He seguido a los pájaros por la llanura del viento
habitando paraísos inesperados
que ocultan sus veredas en la tempestad,
en la utopía de unos soles desnudos
y en los racimos del alba.
He seguido tantos pasos en la orfandad de las
dunas
en las escalas de invierno
cuando el alma teje los ramajes de oriente.
He seguido las huellas de una sombra,
de unos besos robados detrás de la piel de un
ciprés,
por la humedad de un deseo,
igual que las corrientes lejanas del fuego.
He seguido...
FRANK PEREIRA HENNESSEY
Barranquilla,
Atlántico, 1952.
Autodidacta.
Se desempeñó como vendedor de libros, bibliotecario, oficinista, pasajero del
bajo mundo. Asistió al Taller Ojo de Agua, coordinado por la poeta Margarita
Galindo Steffenss.
Recién
publicó su libro Malabares, prepara sus libros El último canto del funambulista,
y Ensayos
para una Estética de Pos-vanguardia. Entre
sus poetas referentes se encuentran Saint John Perse y Olga Orozco.
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