Mariana Manrique
El tiempo no es sino la corriente en la que estoy pescando
Henry David Thoreau
La fortuna sólo es una línea en la palma de la mano.
La muerte siempre es una sombra que llega a tiempo.
Sergio Antonio Chiappe
Bienvenida poeta Mariana Manrique a EL CLAROSCURO.
Gracias por aceptar mi invitación.
Mariana Manrique es Literata colombiana nacida en 1993. Tiene una maestría en Literatura de la Universidad Nacional de Taiwán. Sus intereses académicos y creativos giran alrededor de los diálogos entre escritura y naturaleza.
¿Quién es Mariana Manrique?
Soy hija de mi padre, Julio César, y de mi madre, Iliana. Soy una amiga íntima, cercana, de mi gato Oliver. Soy un cuerpo sobre el que se desata la violencia del mundo y del tiempo. Más allá de eso, he sido muchas cosas, pero ninguna se siente totalmente segura, cómoda, verdadera.
¿Qué es la poesía?
Dudar de sí, estar en una permanente actitud de sospecha ante sí mismo. Romper el lazo entre las palabras y el mundo. Dejar de estar seguro de que hay un pasaje directo entre lo que se dice y lo que se es. Tratar de buscar otras palabras, menos certeras, más gentiles. Hacer un espacio en las palabras para lo que uno no es.
¿Qué ha hecho por ti?
A veces, me ha dado la sensación de ver con claridad. A veces, me ha causado un profundo dolor. Creo que escribiré hasta que muera, porque siempre he escrito y me gusta escribir.
¿Cómo es tu voz poética?
Yo lo escribo en mis diarios: "tengo una herida, muy adentro, que no me deja ver más allá de ella o de mí", alguna vez me referí a mis poemas como: "una colección obsesiva, narcisista, de mí misma"
¿Con qué palabra te identificas?
Me gusta la palabra ´frío´. A veces, ´luz´.
¿Qué poetas o lecturas recomiendas?
Como novelista, me gusta mucho Han Kang. En especial, Actos Humanos. Como poetas me gustan Louis Glück y Mary Oliver. Tengo un especial cariño por un cuentista inglés que se llama Algernon Blackwood. Él encontró el sentido de su vida en el mundo natural. Recientemente se le ha editado al español.
Nocturnos,
crepusculares
y solares
(selección de poemas)
Pulmones de carbón
Toco las palabras con las manos
para que no vuelen, pero lo hacen igual
por la abertura amoratada de tu boca.
Y nacen como el sol
entre tus labios púrpura.
Fijarte con mis manos
para que las palabras no vuelen.
Fijarte con mis palabras
para que no vueles,
para retener el sonido de tu voz en mi cuerpo.
Despierto,
la medianoche se ha ido.
Despierto,
con los pulmones llenos de carbón.
Despierto y tu mirada está fija
y muerta como un silencio.
Y abro tu boca amoratada
para que las palabras
me pinten en el reverso de tus ojos.
Pero las palabras se han ido
y han dejado cal.
Aguas claras
Es imposible, me dijiste,
y el cielo se puso gris
y salvaje
como un poema.
Puedo hacer
de mis palabras un revólver, dije.
Y puedo volverme mar:
ser salobre
y agua oscura.
Pero no puedo volverme
un ópalo negro y brillante
para habitar tus pupilas
sin apagarlas.
No puedo hacer
mi rostro
a tu medida.
Solo puedo tocar
tu reflejo en el agua.
Tampoco me hago música
o mariposa.
Ni cielo abierto.
Tampoco son mis palabras
pájaros
que vuelan al mediodía.
Me es imposible tocarte,
como me es imposible volver
a los años en el que el mundo
era un tramo de luz.
Me es imposible mirarte despertar
en mañanas largas y frías,
como me es imposible
olvidar los lugares
en los que he sido muerte.
Es posible, te digo.
Y te muestro a la cierva muerta
que colorea las aguas del río
del escarlata más puro.
Espejo
Invisible.
Nadie te observa,
sólo tú,
solo si tú miras de vuelta,
solo a ellos,
solo su deseo y su pérdida.
A solas con el sol que besa tu piel
y la oscurece;
tan solo el ojo de Dios sobre ti
que te mira impotente, compasivo, redondo.
Solo tú te sientes temblar.
Nadie te mira.
Solo te devuelven la mirada,
solo ven en ti su deseo y su pérdida
Sola en el mundo:
¡Qué miedo! ¡Che paura!
¡Qué alivio!
crepusculares
y solares
Mariana Manrique
Toská Editorial
Bogotá, 2025






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