Rosario Valcárcel

 

La vida continua, te sugiero que camines con ella

Frase que Norman (Henry Fonda) dice a su hija Chelsea (Jane Fonda) 

en la película En el estanque dorado 


Es necesario enterrar el grito

como una campana quebrada, 

sólo para desenterrarla luego 

Arturo Hernández

Firmé acuerdos con la vida. 

Aprendí a soltar para dejar mis manos libres.

Aprendí a ser agradecido como las aves

que van y vuelven y regalan su canto a quien les dio semillas. 

Agradezco la compañía de quienes secaron mis lágrimas 

y me consolaron. 

Ahora debo seguir sin ellos mi camino. 

                                                      Sergio Antonio Chiappe 


Bienvenida Rosario Valcárcel a EL CLAROSCURO. 

Gracias por aceptar mi invitación. 


Rosario Valcárcel, nació en La playa de Las Canteras. Ha publicado los títulos: La Peña de la Vieja y otros relatos, La trilogía erótica: Del amor y las pasiones, El séptimo cielo, Sexo, corazón y vida. Y Cuentos Gozosos. Novela Moby Dick en Las Canteras Beach. Poemarios: Las Máscaras de Afrodita, Himno a la vida y Más allá de las pasiones. Un ensayo: Territorios íntimos: Las profundidades del placer. El erotismo y la denuncia social son ejes de su trabajo, así como la situación de la mujer en Oriente y Occidente.  Considerada la pionera de literatura erótica en Canarias. Traducida al francés, rumano y alemán. Participa en numerosas antologías. Escribe en periódicos, Presenta libros, exposiciones de arte.

Rosario Valcárcel, poeta y narradora.

Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com


*



¿Quién es Rosario Valcárcel?

Rosario Valcárcel es una poeta y narradora canaria. Nació junto al mar en La Playa de Las Canteras. Las Palmas de Gran Canaria. Le preocupa rescatar la infancia, el paso del tiempo y la memoria, la fugacidad de la vida y el anhelo de permanecer.

*

¿Qué has encontrado en la poesía?

Encuentro mi memoria, la vida y la muerte, el erotismo, las injusticias de este mundo.


Rosario Valcárcel 

Poemas 


LAS ÁNIMAS DANZAN

 

Quiero olvidar,

arrojar el camisón nupcial

al calendario de los sótanos. Y soñar,

soñar que estoy sujeta a la infancia

                                               de alma inmortal.

 

Pero me despierta el temblor del silencio,

el crujido de unos pasos en el zaguán,

la canción de cuna de una araña.

Retumban las letanías del mar.

 

Las alas de una mariposa dormida

tembletean como si soñaran con volar.

Quieta, no toso ni respiro,

un frío helado me invade.

Mi corazón late con desorden.

                               Me santiguo.

 

A mi alrededor las ánimas danzan,

flotan los ojos de los muertos,

las voces de las campanitas,

el espejismo de un gato negro.

Las cosas malas.

 

Quiero olvidar,

resurgir de los entierros

que atraviesan la casa.

Olvidar los pájaros mudos

y la convulsión de los tambores.

 

Quiero emerger del son de la flauta

que corrompe los sueños,

del amasijo de la reconciliación:

                               aborto fugaz.

 

           Del libro Himno a la vida



TE RECUERDO


Te recuerdo

más allá del río profundo y los lagos de color rosa,

en el viento del desierto, en la ribera

de los manglares e hipopótamos,

donde la Tierra abre sus fauces

al África huérfana de tantas cosas.  

 

Te recuerdo,

caminando cogidos del brazo,

acariciando mi pelo mientras duermo,

abrazado a mí junto al gran río,

la tierra ancestral y las mezquitas.

 

En una ceremonia de desesperación,

asediabas al cielo, susurrabas el salat,

tallabas nuestros sueños carcomidos

de mosquitos y almas negras,

mientras las arrugas de beduinos

relataban cuentos milenarios.

 

Te recuerdo

en los bordes del camino

que querías convertir en nuestro mundo

entre mariposas que beben la muerte

en los cuencos de nuestras manos.

 

Vuelvo una y otra vez al recuerdo

de aquel instante en que la catarata de la vida

nos enloquecía, mientras tú bramabas

en mis tinieblas de alabastro, absorbías

no sé si de gozo o angustia

el dolor del mundo, el néctar de mi ser,

mi infortunio de carne y hueso

como si fuese tu presa mortal.

 

Te recuerdo

junto al marabú del árbol sagrado

que vaticina que en la infelicidad humana

te he de encontrar.

                       Del libro Territorios íntimos, las profundidades del placer



 EL TIEMPO DEL AYER            

              

Ocurre a veces que el tiempo del ayer

me traslada al chapoteo de los granizos

que apresaba en una palangana,

al chirrido de la tiza cuando jugaba al teje

y ganaba amigas inexistentes,

me transporta a los besos a escondidas,

a los suspiros y jadeos entre cirios

y campanas replicando a muertos.  

 

Ocurre a veces que el olor a la tierra húmeda

me recuerda a tu luz entre la sombra

al olor a Dios, a los adioses, a tu cuerpo, cerca,

tan cerca, que adivino tu sonrisa,

tus ojos asomados en los míos

entregados al tránsito que nos acoge.

 

Entonces mi alma sale de mí y balbuceo

¿Mamá estás muerta o estás viva?

¿Puedes entrar y salir del cielo?

Alzo mis manos y me dejo arrastrar por el recuerdo:

¡No olvides, no se te ocurra, cuidado que ese chico no se propase!

¡Dios mío, nunca llegué a decirle lo mucho que la quería!

 

Ocurre a veces, que el olor a tierra mojada me convoca

a un repentino y tierno abrazo con mi madre

a buscar la luz de la inocencia

 

 Del libro Más allá de las pasiones.



Cuando escuches el rumor del viento

 

Cuando escuches el rumor del viento

Recordarás el sollozo de las fogatas,

las voces de los dioses malignos

          susurrando encantamientos.

 

Cuando escuches los ecos pintados de henna

evocarás el suspiro atrevido de mi danza

las arenas nadando en un mar preñado de tambores

         

Cuando escuches el gemido del búho

revivirás el temblor del siroco, el dolor refugiado

en santuarios de Smara, el olor del  tayyin, del viaje,

 las despedidas de los reptiles.

 

Cuando escuches las plegarias del paisaje

reconocerás las pisadas del infortunio

          rezando con nosotros.

 

                    Del libro Himno a la vida



*

Purificación 

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